La corrosión del acero en las estructuras de concreto reforzado corresponde a la principal causa de deterioro de estas
estructuras, especialmente las expuestas a ambientes contaminados con CO2 a la acción del agua o sales minerales.
Debido a la necesidad de proteger las inversiones hechas en infraestructura y a disminuir los elevados costos de reparaciones y de mantenimiento, las normas establecieron algunos
parámetros relacionados con las propiedades del concreto para
atenuar el efecto de la corrosión. Los inhibidores de corrosión corresponden a un nivel aún más elevado de protección que ha demostrado su eficiencia en múltiples ensayos acelerados de
laboratorio o en tiempo real en campo.
Un inhibidor de corrosión puede aumentar el nivel de cloruros
necesario para iniciar la corrosión (en el caso de corrosión por cloruros), o disminuir la tasa de corrosión una vez ésta se ha iniciado (o ambas). Así un inhibidor puede retardar la iniciación
de la corrosión o disminuir la propagación de la misma.